martes, 24 de diciembre de 2013

LUZ EN LAS CALLES, OSCURIDAD EN LOS HOGARES

Las luces de navidad hace ya un tiempo que vienen engalanando e iluminando las calles de nuestras localidades. Unas luces colocadas en algunos casos con un mes de antelación al comienzo de las fechas navideñas, bajo la excusa fundamental de animar las compras en los comercios, unas compras que difícilmente llegarán a cubrir las expectativas buscadas porque en primer lugar, las medidas legislativas no paran de impulsar a las grandes superficies que atentan contra el pequeño comercio y por otro, porque para que haya consumo, se ha de tener dinero para poder consumir, y las dos últimas reformas laborales, una del PSOE y otra del PP, ambas en plena crisis, han incidido, especialmente la segunda, en reducir la capacidad salarial de los trabajadores, para poder competir con los países que tienen una mano de obra mucho más barata que España.

La semana pasada el Grupo Parlamentario de la Izquierda Plural, presentó una iniciativa en el Congreso al objeto de que se adoptaran por el Gobierno del Estado medidas urgentes para hacer frente a la “pobreza energética”, ese término utilizado para no llamar por su nombre a lo que es una tragedia, consecuencia de los niveles de pobreza alcanzados en España, que impiden ya a muchas familias pagar la luz y la calefacción. El Partido Popular votó en contra y se quedó sólo, una vez más, con su mayoría absoluta y su ultraliberalismo económico, mostrando una falta de sensibilidad hacia los problemas de los más necesitados que, francamente, ya no sorprende pero asusta. Porque mientras todo esto pasa y nos metemos de lleno en las navidades, sabemos, sin que le importe lo más mínimo a nuestro gobierno, que entre las tres empresas europeas energéticas con más beneficios, dos son españolas. O que ENDESA ganó en el primer semestre del año 1.114 millones de Euros y que el Presidente de Iberdrola ganó 6,27 millones de euros sólo en 2012. Entramos también en estas fechas sabiendo que nuestros ayuntamientos, con el ánimo de mover el triste bolsillo de la mayoría de los trabajadores y fomentar el consumo navideño en beneficio fundamentalmente del pequeño comercio, bastante necesitado de alegrías y ayuda, pagan generalmente la totalidad de la electricidad de las luces navideñas, mientras el gobierno central es incapaz de garantizar un mínimo de luz y calefacción  para quien no tiene recursos suficientes para ello. Luces en las calles para consumir y oscuridad y frío en los hogares para vivir. Ricos más ricos y pobres más pobres. Capitalismo en estado puro.  

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